lunes, 10 de enero de 2011

Entrevista a Carlos Dehesa Sainz de los Terrenos.

Con el objetivo de conocer el mundo de la auditoría un poco más de cerca, se nos propuso entrevistar a un auditor, ya fuera o no ejerciente.

El auditor al que hemos realizado la entrevista ha sido Carlos Dehesa Sainz de los Terreros, actualmente socio director de B.D.R. Auditores S.L.P. y que se inició en la profesión en junio de 1983.


A la hora de llevar a cabo la entrevista hemos seguido el guión propuesto en clase:


1. Hace algunas semanas, el Presidente del ICAC manifestaba en una conferencia que los auditores realizan un trabajo de interés público porque su verdadero cliente es la sociedad en general. Según sus palabras, todavía mucha gente no comprende que se trata de una labor de interés social y que los auditores no se deben a los intereses de las empresas que les pagan. De este modo, afirmaba que los auditores “desaparecerán si no demuestran interés social”. ¿Qué opinión le merece este comentario? ¿Está de acuerdo con él?

Carlos de la Dehesa está parcialmente de acuerdo con esta afirmación del Presidente del ICAC.

En su opinión, la actividad de la auditoría constituye un servicio al público en general; si bien, no se debe olvidar que la relación contractual se ha establecido entre el auditor o la firma de auditoría y la empresa cliente. El hecho de que sea la empresa cliente la que pague al auditor por los servicios prestados, no exime a este último de su deber de objetividad, aunque se encargue de revisar las cuentas anuales y orientar a la empresa en cuanto a las modificaciones a aplicar en diciembre, por ejemplo.

Por consiguiente, los auditores por un lado, realizan una función de asesoramiento a las empresas y, por otro lado, desempeñan una función social que consiste en informar al público en general.

Concluye con que la auditoría sí es un servicio social, pero también un servicio a la empresa.

2. ¿Considera que la gente realmente valora la función social que desempeñan los auditores de cuentas? O bien ¿considera que su imagen y prestigio se han visto deteriorados a raíz de los últimos escándalos financieros en los que algunos auditores y firmas de auditoría han estado implicados, como por ejemplo los casos de Enron, WorldCom, Parmalat o Afinsa y Forum Filatélico?
 

Considera que a pesar de la repercusión mundial que tuvieron esos casos y del daño que produjeron en la auditoría, la profesión aún mantiene su prestigio y que no es conveniente nunca generalizar. Ya que, en el caso de que se cuestionara el funcionamiento del sistema de auditoría, se estaría poniendo en duda la totalidad del sistema (agencias de rating, sistema financiero, etc.). Es decir, los auditores no son los únicos que intervienen.

No debemos olvidar que es una función social con posibilidad de error, donde las empresas pueden tergiversar la información que suministran sin que los auditores se den cuenta (aunque reconoce que lo habitual es que un auditor sepa cuándo una empresa le está engañando) y que debería bastar con el cumplimiento de los requisitos y procedimientos de auditoría exigidos por las normas para eximir de la mayor parte de la responsabilidad.
 
3. En su opinión, ¿qué motivos justifican que una empresa que no está obligada a auditar sus cuentas anuales voluntariamente contrate este servicio?

Desde su punto de vista, este es un tema muy actual: Debido a la situación de crisis en la economía, se da el caso de que existen muchas empresas que ya no se encuentran obligadas a auditar sus cuentas anuales, porque han dejado de cumplir los requisitos para presentar balance normal, y que sin embargo, quieren seguir auditando sus cuentas.

Puede haber múltiples razones, entre las que ha destacado:


- Empresas con una fuerte dependencia bancaria que quieren mostrar su solidez y seguridad a las entidades financieras.

- Empresas con accionistas habitualmente disconformes que poseen más del 5%, para así evitar el nombramiento de un auditor por el registrador mercantil.

- Empresas cuyo objetivo es complementar las carencias de sus asesores en esta materia, etc.

Como aportación particular nos comentó que, en el caso de B.D.R., no han perdido a ningún cliente por el hecho de que haya pasado a cumplir los requisitos que permiten presentar balance abreviado y por lo tanto, no tenga la obligación de auditar sus cuentas anuales.

4. En la crisis económica en la que estamos inmersos ¿qué papel cree que han podido jugar los auditores de cuentas? Es decir, ¿considera que, como colectivo profesional vinculado a las empresas, se les puede atribuir algún tipo de responsabilidad en este sentido?
 

Él considera que los auditores no han tenido ninguna responsabilidad en absoluto. Según su opinión, hemos vivido una época donde se creía que el dinero llovía del cielo como el maná y donde las entidades financieras han sido las auténticas responsables, porque se han dedicado a crear dinero ficticio que necesitaban colocar en el mercado y en el momento en que la gente no ha podido devolverlo, el sistema ha colapsado. De tal manera, que se genera una sensación de pobreza.


5. ¿Considera que los auditores de cuentas, también como colectivo profesional vinculado a las empresas, pueden contribuir de algún modo a la salida de la crisis económica actual?
 

A su modo de ver, los auditores desempeñan unas funciones que se hallan vinculadas a las situaciones de crisis empresarial, como por ejemplo: actuar como administradores en procesos concursales, valorar los planes de viabilidad, etc.

En cuanto a labores que contribuyan directamente a la salida de la crisis, como podría ser la consultoría, no considera que sea tarea de un auditor. De lo que se tiene que ocupar este es de ver si al formular las cuentas anuales se han seguido los PyNCGA, si están completas, si reflejan la imagen fiel de la empresa… pero no deben aconsejar en materia comercial o de producción (por poner un ejemplo).
6. ¿Cómo cree que está afectando la crisis económica actual a los servicios que prestan los auditores de cuentas respecto a los siguientes temas: (1º) el precio de las auditorías, (2º) las posibles dificultades en el cobro de los honorarios por el servicio prestado, y (3º) la contratación de trabajos de auditoría de forma voluntaria por parte de las empresas no obligadas a auditar sus cuentas anuales?


En este punto, al auditor le parece vergonzoso que los auditores y las sociedades de auditoría sean los únicos que se vean obligados a publicar cuánto le cobran a sus clientes, como elemento de transparencia. Esto facilita que unas firmas de auditoría puedan captar los clientes de otras, dificulta la existencia de un libre mercado y provoca que las empresas “subasten” permanentemente el trabajo del auditor.

Él puede constatar que a causa de la situación actual de crisis económica hay mayores dificultades en el cobro de los honorarios en un porcentaje relativamente alto. Según él, la cifra de fallidos puede suponer entre un 5% y un 6% de la facturación total de un año. En el caso de B.D.R., siguen una política no muy estricta, basada principalmente en la fidelidad del cliente.

Respecto a las empresas no obligadas a auditar sus cuentas anuales, pero que lo hacen voluntariamente, piensa que cuando contratan es por algo muy concreto a pesar de la crisis, como podrían ser los ejemplos expuestos en la tercera pregunta.

Además, nos aportó otra perspectiva en cuanto a las dificultades de cobro. La legislación fiscal exige que el 85% de los trabajos de auditoría se repartan entre los socios. Por lo tanto, esto impide que las firmas de auditoría destinen sus beneficios a realizar inversiones (en un local por ejemplo) y provoca que no puedan soportar retrasos en los cobros de sus honorarios.



7. Cambiando un poco de tema, ¿qué opinión le merece el Plan General de Contabilidad de 2007 en comparación con el anterior?
 

Él cree que el nuevo Plan General de Contabilidad de 2007 está pensado para mejorar la información que se maneja, pero acaba proporcionando tal cantidad de información que termina por desinformar. Este exceso de información lleva a la no concreción en los elementos relevantes de las cuentas anuales, a que las Memorias sean prácticamente ilegibles debido a que se incorpora en ellas la legislación, a que todo esté demasiado tecnificado… y en definitiva, a que la información sea menos comprensible para el público en general.
 

8. Y en cuanto a la Ley de Auditoría de Cuentas en España, ¿qué opinión le merece la reciente modificación que se ha producido a efectos de unificar la regulación legal en el conjunto de Estados miembros de la Unión Europea?

Considera que ya era hora de que la legislación española se adaptara a la normativa que impera en Europa, aunque en su opinión, no se han producido demasiados cambios.
Estos cambios han afectado principalmente a que se potencien en mayor medida los controles de calidad y a ser más estrictos con los supuestos de incompatibilidades.
 
9. De forma más particular, ¿qué opinión le merece la adopción de las Normas Internacionales de Auditoría? Y, ¿qué impacto cree que tendrán en el trabajo de los auditores de cuentas?

Considera que las NIA constituyen un conjunto más ordenado y clasificado de pautas a seguir, pero que no aporta nada nuevo, es decir, que no suponen nada que no se hiciera ya antes.
Y desde su punto de vista, están planteadas para las apliquen las grandes sociedades de auditoría. Al ir añadiendo obligaciones que sólo pueden permitirse cumplir las grandes entidades, aquellas más pequeñas acabarán abandonando el mercado.
 
10. Y respecto al requisito de independencia de los auditores de cuentas, ¿considera que su regulación actual es la más adecuada?

A su modo de ver, la independencia no está mal regulada, si bien se podrían introducir algunas mejoras.
Lo que los auditores y las sociedades de auditorías intentan es no involucrarse mucho en problemas de incompatibilidades que puedan poner en riesgo su independencia. Por ejemplo, en aquellas empresas donde la labor de asesoría es elevada, se procura no llevar a cabo la auditoría y lo mismo ocurre en la situación inversa.
 
11. Si tuviera que destacar tres cualidades, competencias o habilidades de un buen auditor de cuentas, ¿cuáles serían?

Es imprescindible saber bastante de contabilidad. Es muy recomendable (y cada vez en mayor medida) saber inglés con el objetivo de alcanzar un mayor entendimiento de las NIA. Y es fundamental un gran manejo de la informática, así como ser creativo con ella y recibir una formación continua en este ámbito.
 
12. Como futuros Licenciados en Administración y Dirección de Empresas, ¿nos animaría a iniciar la carrera profesional de auditor de cuentas? ¿Por qué?

Él nos animaría a iniciar los estudios para dedicarnos a la auditoría de cuentas, pero siempre teniendo en cuenta que esta dedicación no puede ser exclusiva a la auditoría o a la asesoría, al menos en Cantabria. Sin embargo, no es necesario convertirse en auditor para vivir de la auditoría.

Si bien al principio se podían compaginar más fácilmente estos dos campos, actualmente las personas que entran ahora a trabajar se encuentran más condicionadas al crecimiento de la empresa en cuestión y a sus posibilidades.

El desempeño de la auditoría proporciona un amplio bagaje de conocimientos empresariales y organizacionales, permite la adquisición de experiencia que no se obtiene en otros trabajos. Además, abre la mente a la hora de centrarse en un trabajo y facilita el modo de organizarse.
Actualmente en Cantabria, el acceso a nuevos mercados está difícil y continuamente se tienen que idear nuevos productos, tanto para los clientes como para los compañeros. Por consiguiente, ese es un campo donde sí que habría más posibilidades de desarrollo.

 
Desde aquí agradecemos el buen trato y la predisposición recibida por Carlos durante la entrevista.

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